El compromiso de Los Libertadores con la autoevaluación y la mejoría constante se ve reflejado en su Política de Autoevaluación y Autorregulación, que fue aprobada en diciembre de 2017. A continuación, todo lo que debes saber de este documento que guía a Los Libertadores en sus procesos de calidad.

Contexto interno y externo

Sello de calidad

En el Proyecto Educativo Institucional Libertador (PEIL), la calidad se define como el conjunto de estrategias, acciones y prácticas orientadas a contribuir en la formación integral del estudiante para “(…) construir su propio proyecto de vida, abierto y partícipe en la búsqueda de soluciones cambiantes para la comunidad en la cual está inmerso”. Se entiende como una vivencia continua sobre cómo progresar y cómo interactuar en las dinámicas que se derivan del esfuerzo por ser cada vez mejores. La búsqueda es apuntar a la excelencia desde una perspectiva propositiva que debe reflejarse en acciones y en el fortalecimiento de la relación con todos los miembros de la Institución.

Criterios orientadores

La Institución procura en las prácticas de autoevaluación y autorregulación proceder de manera objetiva, es decir, realizar una mirada introspectiva a su realidad académica, administrativa y financiera, de manera autocrítica, argumentada, documental, sistemática y de aprendizaje para el mejoramiento continuo.

La Institución, fruto de las prácticas de autoevaluación y autorregulación, expone sus documentos con veracidad y claridad, de manera que se expresa en forma fidedigna la información suministrada al interior de la Institución y fuera de ella.

Los procesos de autoevaluación y autorregulación de la institución, el Modelo de Autoevaluación, sus etapas e instrumentos deben responder a los propósitos y exigencias institucionales.

La Institución, mediante la autoevaluación y la autorregulación, articula el Sistema Integrado de Gestión en torno a los lineamientos misionales y sus diferentes políticas institucionales. Lo que significa dimensionar las prácticas de autoevaluación, autorregulación y mejora continua como inseparable del quehacer institucional, interrelacionado e integrado entre sus partes.

La Institución desarrolla sus prácticas de autoevaluación y autorregulación de manera colectiva, responsable y permanente, focalizada y calificada, con los miembros de la Fundación Universitaria Los Libertadores y los diferentes actores externos, lo que permite incorporar iniciativas viables y la construcción consensuada entre los miembros de la comunidad.

Se busca que la autoevaluación y autorregulación generen valor y contribuyan al cambio, y a la transformación organizacional mediante el desarrollo de prácticas que llevan a una mejor gestión en las diferentes unidades académicas y administrativas de la institución y que respondan a las demandas del entorno.

La Institución establece que fruto de las prácticas de autoevaluación y autorregulación se debe realizar la inversión que soporte el desarrollo de planes de mejora con un adecuado uso de los recursos a nivel institucional y de programas, garantizando el crecimiento financiero sostenible.

La Institución toma la decisión de que sus prácticas de autoevaluación y autorregulación sean permanentes para generar una cultura del mejoramiento continuo, dando así solidez al rumbo institucional y ajustándose a las demandas del entorno, a través del tiempo.

Definiciones

Es, según el CNA, “el acto por el cual el Estado adopta y hace público el reconocimiento que los pares académicos hacen de las condiciones que manifiesta una Institución sobre la calidad de sus programas académicos y sobre la Institución como un todo, sobre su organización y funcionamiento, y sobre el cumplimiento de su función social” (CNA, 2006). En este sentido, la Institución asume que la acreditación no es una finalidad en sí misma, sino un medio para exigirse cada vez más.

Es una mirada introspectiva a la realidad institucional, de manera autocrítica, argumentada, documentada y sistematizada, que le permite identificar sus fortalezas para mantenerlas y que tiene la finalidad de generar y consolidar una cultura de calidad, que se evidencie en resultados concretos.

En el Código de Buen Gobierno (p. 20) de la Institución, se afirma que la autoevaluación “se caracteriza por ser integral, continua, participativa y sistémica. Debe dar cuenta sobre la calidad del proyecto educativo en las diferentes modalidades de formación con el fin de la renovación, de registro y de acreditación de programas de acuerdo a los lineamientos de la entidad rectora, así como de la gestión institucional en lo administrativo y financiero”.

  • Una Institución que se autorregula es una Institución que está permanentemente aprendiendo de sus logros y fracasos, que está atenta y vigilante a los efectos que producen sus decisiones.Según el Código de Buen Gobierno (p. 20), es el “conjunto de decisiones institucionales que, basadas en resultados de procesos de autoevaluación, se encaminan a poner en marcha los planes de mejoramiento, comenzando por su inclusión en los Planes Institucionales de Desarrollo; a introducir los correctivos y mecanismos que permitan alcanzar mayores niveles de productividad, de eficiencia y eficacia; a monitorear la ejecución de tales procesos y mecanismos, y a generar indicadores de logro que faciliten la comparación entre metas y objetivos y las realizaciones institucionales (…)”.

Es definido en el Código de Buen Gobierno (p. 20) como la “característica esencial de la libertad para la producción del conocimiento y, por ende, la búsqueda de la verdad sin restricciones. Así como la libertad que tiene la Institución para definir sus relaciones con la sociedad y el Estado. En virtud de estas libertades, la Institución adopta sus propias normas y reglamentos que cumple y hace cumplir, toma sus decisiones y direcciona su propio desarrollo en los procesos de planificación, de transformación y de evaluación de sus programas académicos, respondiendo a las necesidades de los educandos, la sociedad y el desarrollo del país”.

La gobernabilidad implica la consideración del valor estratégico de la información y su contribución al logro de los propósitos institucionales.  Además involucra prácticas, directrices, recursos, etc., para poner la información al servicio de la institución en condiciones de calidad, validez, oportunidad y confiabilidad, siempre en el marco de la legalidad.

Según el Código de Buen Gobierno (p. 24), es “la acción, como el deber legal y ético, de todo el personal de la Institución de responder e informar ante los grupos de interés por la gestión realizada, las tareas asignadas y los resultados en el cumplimiento del mandato que le ha sido conferido”.

Objetivos

Consolidar una cultura de la calidad y el mejoramiento continuo, fundamentada en prácticas de autoevaluación y autorregulación que fortalezca el desarrollo de las funciones sustantivas y los procesos de apoyo, y contribuya a la transformación organizacional como característica distintiva del quehacer institucional y de su intencionalidad estratégica.

A. Suministrar criterios orientadores en términos generales, específicos y atemporales, ante los diferentes organismos y la sociedad, sobre la calidad de los programas académicos, los servicios educativos, el talento humano y, en general, la gestión académica y administrativa de la Institución.

B. Hacer de la autoevaluación y autorregulación una práctica de reflexión permanente frente al quehacer institucional que contribuya a la generación de conocimiento, promueva la reflexión curricular, fortalezca la cultura organizacional de alto desempeño, y contribuya al establecimiento de acciones en pro de la calidad y el mejoramiento continuo.

C. Sensibilizar a los diferentes actores institucionales para promover una mayor participación y lograr la apropiación del sentido y significado de la autoevaluación y autorregulación, en la consolidación de una cultura que contribuya a la transformación organizacional.

D. Orientar las prácticas de autoevaluación y autorregulación, mediante la construcción de una ruta metodológica que integre acciones, estrategias y procedimientos, encaminados a fortalecer la cultura de la calidad institucional, responder a las disposiciones internas y externas.

E. Integrar al proceso de planeación estratégica los resultados de la autoevaluación, que contribuyan a cumplir las metas a corto, mediano y largo plazo en coherencia con los horizontes trazados en el Plan de Desarrollo Institucional.

F. Fortalecer los sistemas de análisis y gestión de la información, con la finalidad de garantizar la gobernabilidad de ésta como apoyo para la toma de decisiones estratégicas, la rendición de cuentas y la mitigación del riesgo, entre otras.

G. Fortalecer el control y el seguimiento de la planeación institucional a través de los hallazgos de auditoria, indicadores, el cumplimiento de las metas en el desarrollo de los proyectos y los planes de mejora tanto desde el punto de vista institucional, como de los programas; racionalizar el uso de los recursos; alcanzar una mayor efectividad organizacional y mitigar riesgos.

Estrategias

Las herramientas que fundamentan el sistema integrado de gestión institucional fortalecen el desarrollo de las prácticas de autoevaluación y autorregulación. En consecuencia, la organización y el control de la documentación, la gestión por procesos, la estandarización de procedimientos y el establecimiento de una batería de indicadores institucionales, hallazgos de auditoria, entre otras, contribuyen al aseguramiento de la calidad en la Fundación.

Consolidación de un sistema integrado de análisis y gestión de la información, que soporte el desarrollo de las prácticas de autoevaluación y autorregulación, en el marco de la gobernabilidad de la información, que sea pertinente, veraz, confiable y que se fundamente en la centralización y la visualización oportuna.

Desde la orientación estratégica de la Institución y en el marco de la política, se encuentra el compromiso en la generación, desarrollo y transferencia de conocimiento desde ejercicios de investigación aplicada en el direccionamiento estratégico y aseguramiento de la calidad, junto a la participación en redes de investigación.

Una estrategia esencial es la autoevaluación permanente e integral, la cual se centra en una reflexión constante, una amplía mirada evaluativa con una perspectiva autocrítica, constructiva y propositiva; la cual permite la elaboración de juicios de calidad producto de la triangulación de los resultados de los ejercicios de percepción de la comunidad académica y otros actores

Esta estrategia se asume desde dos perspectivas. En la primera, se busca consolidar un cuadro de mando integral que permita hacer un monitoreo, por lo menos anual, de los indicadores estratégicos, tácticos y operativos para medir el impacto de la gestión institucional. La segunda perspectiva implica el seguimiento a los proyectos estratégicos, a los planes de mejora a nivel institucional y de programas, hacia el fortalecimiento de una cultura de la calidad y de mejoramiento continuo.

El cumplimiento de planes de mantenimiento, mejora e innovación, producto de las prácticas de autoevaluación y autorregulación, hacen que los programas y la Institución potencie sus fortalezas, analicen las oportunidades de mejora y establezcan métodos, estrategias y/o procedimientos que los diferencien en su actuar y le generen ventajas competitivas. En este sentido, una adecuada formulación de dichos planes en los que se integren a los proyectos estratégicos y al Plan de Acción, en el marco del Plan de Desarrollo Institucional, garantiza, no solamente el cierre de brechas en el horizonte estratégico que se ha trazado la Institución, sino también una mayor eficacia y eficiencia en el manejo de los recursos.

Las consultas de satisfacción a la comunidad educativa y a las partes interesadas son una estrategia esencial que fortalece el mejoramiento continuo, la optimización en los procesos de atención al usuario y mejora del servicio.

El ejercicio de rendición de cuentas fortalece la toma de decisiones y brinda orientaciones estratégicas en torno al rumbo de la Fundación. Al respecto, los resultados de las prácticas de autoevaluación se constituyen en un insumo importante para tal fin, a la vez que permiten que la Institución se autorregule y dé a conocer los resultados de su gestión a todos los grupos de interés.

La implementación de procesos de formación a los miembros de la comunidad libertadora sobre el sentido y el significado de la autoevaluación y autorregulación, al igual que la comunicación de los resultados y avances de los programas, así como la gestión a nivel institucional; se constituyen en elementos claves para fortalecer la cultura de calidad y de mejoramiento continuo, teniendo como aspecto transversal una postura de integridad, que priorice que tanto la Institución como los programas se evalúen permanentemente e identifiquen sus fortalezas reales y sus oportunidades de mejora.